Dresde y Berlín . - Alemania reaccionó ayer horrorizada ante la brutal muerte que encontró en 1997 un niño de padre árabe a manos de jóvenes racistas en una idílica localidad sajona. El crimen, cometido en un centro balneario ante 250 testigos que no reaccionaron, fue archivado en aquel momento como muerte accidental. Una joven ahora imputada es hija de un concejal democristiano de la localidad donde ocurrió el delito. La incansable búsqueda de verdad de los padres de la víctima logró revertir la conspiración de silencio y de intimidación que rodeaba al caso.
El gobierno del canciller socialdemócrata Gerhard Schroeder expresó ayer su consternación por la muerte del niño de madre alemana y padre iraquí, ocurrida hace tres años.
El portavoz del gobierno, Uwe-Karsten Heye, declaró que el gobierno espera que las autoridades competentes emprendan literalmente todo lo posible para llegar a la verdad.
Una pareja de 25 y 21 años, y un joven de 20 años han sido detenidos bajo la sospecha de haber asesinado al pequeño Joseph Abdulla en la localidad de Sebnitz, en el extremo suroriental de Alemania.
El primer ministro de Sajonia, Kurt Biedenkopf, visitó a la familia de la víctima y le aseguró que se hará todo lo necesario por esclarecer el caso.
La sola idea de que en Sebnitz un niño haya sido matado por jóvenes delante de los ojos de adultos sin que alguien hubiera intervenido es espantosa, dijo el mandatario, quien apeló a los habitantes de la localidad a dar su testimonio a las autoridades.
Hasta ahora, las autoridades han dicho que no está probado que los detenidos sean miembros del espectro neonazi, pero la probabilidad no se descarta. La mujer arrestada es hija de un concejal democristiano de la localidad, se confirmó oficialmente. Otro dato que explica la falta de testimonios y el rápido archivo del caso.
El 13 de junio de 1997, el niño fue a la piscina pública con su hermana y un amigo, y, según el relato de testigos, del que se han hecho eco de forma profusa -ahora- los medios informativos, fue llevado aparte por un grupo de jóvenes al que pertenecen los tres detenidos.
El martirio de Joseph Abdulla
De acuerdo con la versión, los jóvenes lo golpearon, le aplicaron electroshocks y le llenaron la boca con un medicamento estimulante utilizado en el ambiente neonazi como sucedáneo del éxtasis.
Posteriormente, lo arrojaron al agua donde lo ahogaron, para después saltar sobre su cuerpo sin vida. Ninguno de los 250 bañistas presentes intervino para defender al niño de los cerca de 50 jóvenes que conformaban el grupo, muchos de ellos vestidos con la típica indumentaria de los cabezas rapadas nazis.
Las autoridades catalogaron la muerte de Joseph como accidental y archivaron la investigación un año más tarde. Renate Kantelberg- Abdulla y Saad Abdulla, una pareja de farmacéuticos radicados en Sebnitz desde 1995, no se conformaron con la versión oficial y se abocaron a la penosa tarea de recoger todos los datos que los llevaran a reconstruir la muerte de su segundo hijo.
Autopsia y testimonios clave
Hicieron exhumar el cuerpo de Joseph. En la autopsia se detectaron los indicios del crimen y luego se lograron y los testimonios de 17 personas. Con estos elementos, los Abdulla acudieron a un instituto criminológico de Hannover, que los asistió para solicitar la reanudación de las pesquisas judiciales este año.
Luego de que los medios se hicieran eco de la historia, la familia Abdulla recibió -en la noche del jueves- amenazas de muerte. La madre del pequeño Joseph relató que un grupo de neonazis marchó frente a su casa gritando y haciendo el saludo hitleriano. Uno de ellos la amenazó: Tu serás la próxima que mate con un cuchillo en la barriga.
La población de Sebnitz, una pintoresca localidad de 10.000 habitantes en la llamada Suiza Sajona que linda con República Checa, se encuentra en estado de shock, según palabras de su alcalde, el democristiano Mike Ruckh. Para el 3 de diciembre ha sido convocada una marcha de candelas para recordar a la pequeña víctima y repudiar a sus asesinos.
La Ciudad
