Año CXXXIV
 Nº 48949
Rosario,
sábado  25 de
noviembre de 2000
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Convocatoria al gremialismo
El gobierno quiere un diálogo transparente
Bullrich quiere encontrar caminos constructivos para salir de la crisis, aunque volvió a fustigar a los sindicalistas

A pesar de renovar las críticas contra los sindicalistas que realizaron el paro nacional de 36 horas contra la política económica oficial, el gobierno llamó ayer a abrir un nuevo diálogo serio y transparente con las tres centrales gremiales.
El presidente Fernando de la Rúa aseguró que la gente no quiere, rechaza y repudia la medida de fuerza, y también que la huelga se está haciendo sobre la presión y la amenaza, aunque en las esferas gubernamentales admitieron que el paro registró un mayor impacto durante la segunda jornada (ver página 15).
La ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, renovó la convocatoria a un diálogo serio entre el gobierno y las centrales obreras y consideró que ese es el camino constructivo para resolver los problemas del país.
Si las centrales de trabajadores creen conveniente dialogar, en un marco transparente, vamos a inaugurarlo mañana (por hoy), como lo hacemos todos los días, afirmó Bullrich en una conferencia de prensa que brindó ayer a la tarde en la sede de su cartera.
Paralelamente, el Poder Ejecutivo salió a dar una señal más flexible frente el arco gremial al anunciar su decisión de intentar poner en marcha la polémica reforma previsional a través de una ley del Congreso y no por un decreto de necesidad y urgencia.
Mientras tanto, la Casa de Gobierno registró durante toda la jornada escasa actividad, ya que la mayoría de los empleados no se presentó a trabajar, aunque los funcionarios de primera línea se hicieron presentes en sus oficinas.
El vocero presidencial, Ricardo Ostuni, aclaró por la mañana que por parte del gobierno no ha habido ningún tipo de coacción y se le dio libertad de adherirse al paro a quienes quisieron hacerlo.
Por su parte, el ministro del Interior, Federico Storani, y su par de Trabajo consideraron que la adhesión de ayer fue más fuerte que el acatamiento logrado el jueves, teniendo en cuenta que a partir de la 0 hora se sumó la CGT oficial de Rodolfo Daer a la medida iniciada en la víspera por la CGT disidente de Hugo Moyano y la CTA de Víctor De Gennaro.
Bullrich reconoció que es una realidad que la suma de la CGT (dialoguista) iba a ser el dato más importante en reconocimiento de Daer, al tiempo que consideró que el jueves hubo clima de amedrentamiento y toda la gente tenía mucho miedo de ir a trabajar.
Storani, por su parte, denunció la existencia de una acción de violencia muy clara en el corte de vías férreas y atribuyó estos hechos a que el cronograma de emergencia se venía cumpliendo con normalidad y ello enardeció a quienes convocaron la protesta.
Ayer (por el jueves) el paro fue débil, pero hoy (por ayer) es más fuerte. Repercute más porque, entre otras cosas, adhieren otros sectores que ayer no adherían, sobre todo en el sector industrial, con lo cual el movimiento es menor, afirmó el ministro del Interior.
Tras insistir que los sindicalistas incurrieron en casi una apología del delito al distribuir previamente el cronograma de corte de rutas, Storani sostuvo que es evidente que no se puede medir el nivel de acatamiento del paro si existen medidas de violencia que impiden que la gente llegue a sus trabajos.



Bullrich bajó los decibeles en relación a la CGT.
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