Año CXXXIV
 Nº 48949
Rosario,
sábado  25 de
noviembre de 2000
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Cartas de lectores
Lectura de los clásicos

¿Puede enderezarse un árbol torcido? No. Las distintas instituciones que conforman la Argentina de hoy han desviado su rumbo y al igual que ese árbol torcido los políticos y funcionarios que nos gobiernan, sospechados de corrupción, han perdido la credibilidad de la ciudadanía y por lo tanto es imposible de corregir. Vale decir, que esta generación de gobernantes en gran parte está viciada y el mal grave que afecta a la Argentina es la carencia de moral y sin este concepto nada funciona. Debe plantarse un nuevo retoño, pero con un seguro tutor que le permita crecer derecho. Este retoño sería la esperanza en la generación que hoy son los niños y adolescentes, y el tutor serían aquilatados docentes encargados de enseñarles el camino recto a seguir. Pienso que, si se pusiera como materia obligatoria la lectura diaria con el comentario y guía de los docentes de ciertos libros, clásicos como Las Fuerzas Morales y el Hombre Mediocre, de José Ingenieros; La Creación del Mundo Moral, de Agustín Alvarez; El Crimen de la Guerra, de Juan B. Alberdi; Sin Novedad en el Frente, de Erich M. Remarque y la Cabaña del Tío Tom, de Harriet B. Stowe, estas enseñanzas fructificarían en la mente de los niños y adolescentes. Resultarían ciudadanos probos exentos de toda corrupción, amarían la paz y desdeñarían todo tipo de violencia y en ese simple librito, que es el último, desecharía toda manifestación de racismo. Así, la Argentina se salvaría y se convertiría en un paraíso terrenal.
Enrique Bianchi


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