Año CXXXIV
 Nº 48949
Rosario,
sábado  25 de
noviembre de 2000
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Reportaje
Marcelo Moura: "El tiempo siempre fue nuestro mejor juez"
El cantante, que se presenta con Virus esta noche en Rosario, rescató el valor del revival de los 80

Carolina Taffoni

Hoy Virus suena en una propaganda de la tele, en todas las FM nostálgicas y también en las disquerías. La banda que se convirtió en un símbolo de los años 80 ya tiene un álbum grabado en su homenaje y otro en camino. Además hace un par de semanas se editó Obras cumbres, un compilado que resume sus 20 años de carrera con clásicos como Wadu Wadu, El agujero interior, Imágenes paganas y Me puedo programar. Para confirmar ese fervor de la vuelta, el grupo formado por Marcelo Moura (voz), Julio Moura y Daniel Sbarra (guitarras), Enrique Muguetiti (bajo), Aitor Graña (batería) y Patricio Fontana (teclados), se presentará esta noche a las 21.30 en la sala Luz y Fuerza, Paraguay 1135.
El revival de Virus no es caprichoso ni inmerecido. El grupo que surgió en 1981 en La Plata inventó el concepto de modernidad en el rock nacional y representó uno de sus mayores quiebres históricos. Amados y rechazados por igual, siempre a destiempo con las tendencias masivas, tuvieron que soportar la pérdida de su líder, Federico Moura, que murió el 21 de diciembre de 1988. Su hermano Marcelo habló con Escenario sobre la tardía revalorización de la banda, lo que queda de los años 80, el presente del grupo y las persistentes comparaciones con Federico.
-¿Cuánto tuvieron que ver ustedes en la recopilación Obras cumbres?
-Fue una idea del sello. A nosotros nos consultaron por la lista de temas, pero nos pareció más objetivo que la selección la hicieran ellos. Además grabamos dos temas nuevos como bonus tracks. El tecnofón es una canción de la época de Tierra del fuego (1989) y Danza de bengalas la compusimos hace un par de meses. Hay miles de recopilaciones de Virus legales e ilegales, pero ésta es la más completa y la más cuidada.
-¿Te sentaste a escuchar el disco?
-Tengo una hija de 3 años que me lo hace escuchar todo el día. Me despierto a las nueve de la mañana con Virus al mango (risas). Siento mucho orgullo al escucharlo, y no lo digo con pedantería. Me parece que los temas, artísticamente, tienen una actualidad tremenda. Con esta recopilación redescubrí algunas canciones que no tuvieron tanta difusión, como Juegos incompletos, Dame una señal o Completo el stock.
-¿Por qué pensás que se da ahora este revival de Virus?
-No sé si llamarlo revival. Virus se sigue escuchando porque nosotros nunca especulamos con la música, siempre hicimos lo que quisimos y el tiempo siempre fue nuestro mejor juez. Creo que es válido, nos lo merecemos.
-¿Ya encontrarse herederos de la banda?
-Creo que a muchos bandas les sirvió lo que hicimos. Pero la característica más importante de Virus fue tener un sello personal, no parecerse a nadie. Para hablar de herederos tendría que aparecer otro grupo con una marca así de personal. Ultimamente eso no surgió porque los 90 fueron años muy pobres creativamente hablando. Además la situación está muy difícil. El año pasado yo tuve un programa diario en la FM Nostalgie y me llegaban demos de todos lados. Esas bandas no tienen ninguna posibilidad de mostrarse.
-Por eso ese revival de los 80 se estancó en el under mientras triunfaron los grupos de rock más clásico...
-Sí, pero es en el under donde surgen las cosas más interesantes. Los grupos de rock más crudo, detrás de una aparente rebeldía, son la antítesis de esa actitud, son el establishment, están totalmente insertos en el mercado. Los alternativos, en cambio, son menos populistas y en un sentido hasta más rockeros y revolucionarios.
-¿Pero quedó algo del pop y el espíritu los 80?
-Es difícil verlo ahora, porque los 90 fueron una década muy rocanrolera, y por eso tuvieron difusión grupos como Los Piojos y La Renga. Los 90 fueron muy duros, más tensos socialmente. Los 80, en cambio, fueron más extrovertidos y creativos. Creo que ahora se está retomando esa onda, el volver a divertirse y a crear, dejar volar un poco la locura.
-¿Creés en la revalorización del grupo por parte de cierto sector de la crítica?
-No creo que sea tan así. Veo que por lo menos hay un indicio de respeto, lo que es un avance gigante. Pero cuando hace un mes tocamos en el Astros, después de 10 años de no presentarnos en la calle Corrientes, sólo La Nación hizo un comentario del show. Ahora aparece gente de 40 años que me dice: Ay Marcelo, recién ahora entiendo a Virus, yo los odiaba, me parecían unos pelotudos. En la prensa también hay gente que piensa así y otros que se suben al caballo tarde. Hay de todo.
-También hubo un cambio de postura después de la muerte de Federico...
-Sí. Federico pasó de ser un maricón pelotudo a ser una estrella. En vida fue un tipo muy castigado, le llovían las críticas, y yo conozco las angustias que se comía por eso, sobre todo cuando hay prensa que es agresiva. De nosotros no decían precisamente que desafinábamos, nos trataban de boludos, directamente. Después de la muerte de Fede también empezaron a atacar a la banda. Nos cuestionaron cómo íbamos a seguir tocando sin él.
-¿Esa actitud cambió?
-Va cambiando de a poco. Yo me he ligado palos de todo tipo. Pero desde que Federico me dijo que yo me tenía que poner al frente de la banda, y los chicos estaban de acuerdo, lo asumimos así. Ahora ya no me agreden tanto, pero les cuesta aceptarme. El comentario de La Nación sobre los shows del Astros decía que el grupo sonaba fantástico, que la gente se divertía, pero que yo no era Federico. Yo no soy ni quiero ser Federico. Creo que en el fondo tuve una actitud valiente, porque lo más común hubiera sido borrarse. En algún rincón merezco que se rescate esa postura, y que se me haga una crítica sin comparaciones.
-¿Qué aprendiste de tu hermano?
-La conducta de Fede era maravillosa. Era una pila de ansiedad, era un tipo que ensayaba y volvía a su casa para seguir componiendo. Su trabajo no tenía límites, vivía pendiente de eso. Era un tipo tan honesto que ni siquiera necesitaba nombrar la honestidad, era algo natural en él. Federico odiaba la boludez. Nuestro padre siempre nos decía que no hay nada más peligroso que un boludo, y es muy cierto. A él no le gustaba firmar autógrafos, no quería alimentar ese costado cholulo. Creo que jamás hubiese participado en un programa como Sorpresa y media. El no iba a torcer ni un ápice sus convicciones por ganarse a una persona. Yo pienso exactamente igual.
-¿Qué pasó con Nueve, su último disco de estudio?
-Nosotros quedamos muy conformes con el álbum, pero no cubrió nuestras expectativas en absoluto en cuanto a la difusión y la publicidad. Yo no entiendo los mecanismos de los sellos discográficos. Virus siempre cambió con cada disco, y eso a ellos les revienta, creo que ahora se están vengando (risas). Actualmente no estamos atados a ningún contrato y tratamos de aprovechar esa libertad después de 20 años de tocar con pautas. Por el momento no tenemos planeado grabar un nuevo disco. Estamos más relajados y nos estamos divirtiendo.



El grupo repasará los éxitos de sus 20 años de carrera.
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