Año CXXXIV
 Nº 48.945
Rosario,
miércoles  22 de
noviembre de 2000
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La escala brasileña de la gira de lanzamiento del nuevo CD, Black \\ Blue, desató el delirio
Backstreet Boys: el insaciable romanticismo de los adolescentes
El exitoso grupo pop norteamericano desembarcó en Río de Janeiro con una maleta repleta de hits

Orlando Verna

Río de Janeiro (enviado especial). - La gira mundial de los Backstreet Boys pasó por Latinoamérica en una hermosa noche carioca acompañada por casi 20 mil adolescentes que esperaron en las puertas de un hotel internacional más de 12 horas para ver a sus ídolos. Esta ciudad fue uno de los escenarios escogidos por la banda de teen pop más famosa del mundo para presentar su nuevo y cuarto disco Black

Blue en medio de un tour mundial que los llevó a recorrer los cinco continentes. Desde Brasil, los BSB partieron raudamente para Nueva York después de haber visitado Estocolmo, Tokio, Sidney y Ciudad del Cabo en Africa.
La gira de los BSB puso de manifiesto la revolución en los transportes y en las comunicaciones de este mundo de principio de siglo ya que en poco más de tres días, el grupo dio la vuelta al mundo, juntó casi 100 mil personas en cinco brevísimas presentaciones y lanzó un disco que antes de salir ya tiene a su hit Shape of my Heart entre los primeros lugares de los chart de varios países de Europa y Oceanía.
Asimismo, puso en evidencia que en los tiempos que corren el marketing manda. La organización de una gira alrededor con escalas en las antípodas del globo terráqueo es una idea que sólo puede habérsele ocurrido a un ejecutivo que piensa que la globalización no es más que una plataforma para extender sus ganancias tan lejos como sea capaz de hacer volar su imaginación.
No hay dudas de que los Backstreet Boys son un producto que trasciende de las fronteras regionales. Su éxito, que es ante todo comercial, es la suma de las ventas en cada uno de los países donde se editan sus discos. Y esa maravilla deber alimentarse, día a día, con publicidad. Todo el mundo lo sabe.

La escala americana
Periodistas de toda América latina participaron de una rueda de prensa perturbada por los atrasos en los horarios previstos y la celosa guardia de su empresa discográfica, que llegó a golpear a algunos fotógrafos que osaron retratar a los cinco nuevos Beatles fuera de la sesión prevista.
Pero no sólo los fotógrafos sintieron la presión de la organización. Algunos periodistas argentinos también fueron blanco de los matones cuando hacían su ya acostumbrado trabajo de jugar con los invitados.
Sin dudas son los peores, se le escuchó decir a la jefa de prensa de los BSB cuando se refirió a los reporteros argentinos, después de una rueda de prensa aburrida en la que los propios músicos pidieron por favor que las preguntas sean un poco más serias.
Gracias a la típica ironía desplegada por algunos programas de televisión porteños -que le regalaron a los cantantes un juego de maracas de plástico para aducir que los BSB son un grupo de maracas y, por supuesto, un kit con camisetas de la selección nacional de fútbol-, la reunión se convirtió en un acontecimiento nervioso. Así, no hubo oportunidad para reflexiones ni grandes definiciones. Sólo algunas novedades recorrieron el salón de fiestas del hotel Le Meridien para en menos de media hora acabar sin informaciones relevantes.
La única noticia de la noche fue la confirmación de la próxima visita del grupo a América latina prevista para el invierno del 2001, luego de la extensa gira por Estados Unidos que los BSB emprenderán en los próximos meses.
En un ambiente enrarecido por la odiosa seguridad de las estrellas, Nick, Howie, Brian, A.J. y Kevin lucieron cansados por el trajín y solamente se abocaron a contestar escuetamente los interrogantes de los periodistas.
Creo que ocho años de carrera son más que quince minutos de fama, se enojó Howie cuando contestó a una pregunta sobre los efímeros placeres del éxito. Somos los mejores porque somos los precursores, dijo Nick para dejar de lado las comparaciones con anteriores estrellas adolescentes como Menudo o Kids and the Block. Ellos eran solamente bailarines y nosotros somos vocalistas, se apuró a marcar A.J., quizás el más parco del grupo.
La tensión entre los cinco jóvenes neoyorkinos y los periodistas llegó a su climax cuando Kevin afirmó que en verdad la estación latinoamericana del tour iba ser Caracas y no Río. Pero no pudimos entrar en Venezuela por los brotes de malaria, dijo sin ruborizarse.
Los BSB dejaron sin efecto las versiones sobre su posible separación. Brian, el único de los cinco jóvenes destacado por sus composiciones, fue el encargado de romper con el chisme. Antes era la grabadora la que elegía los temas y opinaba sobre los arreglos. Ahora esa es nuestra responsabilidad, expresó y de inmediato agregó: Somos cinco personas que estamos haciendo lo que nos gusta y no vamos a dejar que esto se termine pronto. Todavía tenemos mucho que decir.

La imagen no es nada
Pero todos los esfuerzos por exponer una imagen superada fueron inútiles. La máscara cayó cuando se les preguntó por el nombre del álbum que hoy llegó a las bateas. El nombre se lo puso Brian, acusó Kevin. Cuando fuimos a hacer las fotos del nuevo álbum no tenía todavía su nombre. Estábamos todos vestidos de negro y el fondo era azul. Entonces pensé: Por qué no «Black and Blue». Todo dicho.
Ahora sólo faltaba ir al otro salón del hotel donde estaban las fans que habían ganado los concursos para verlos de cerca. Pero no tan cerca porque los guardias pululaban por todos los rincones del hotel. Hasta que finalmente pudieron hacer lo que verdaderamente los BSB saben hacer: enloquecer a las y los adolescentes que se agolpaban en la calle y cantar tres temas a capela. Un premio mayor para algunos que desde el día anterior estaban apostados en la puerta del hotel para verlos personalmente. Sólo ellos fueron colmados en sus expectativas.



Backstreet Boys en su presentación en Brasil.
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