Año CXXXIV
 Nº 48.944
Rosario,
lunes  20 de
noviembre de 2000
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Recorriendo Rosario. Unos 20 mil rosarinos eligen Tiro Suizo para vivir
Tiro Suizo: Latir al compás de la avenida
Ubicado detrás de calle San Martín, el barrio le abrió paso a sus negocios y olvidó su pasado industrial

Sergio Roulier

"Al Tiro Suizo", le indicó al taxista y no hubo más que agregar. El chofer rumbeó para el sur por San Martín y al llegar a Anchorena dobló a la derecha. Allí el paredón con el escudo de la Sociedad Tiro Suizo interrumpió el paso y marcó el emblema de la zona. Ubicado en el sur de la ciudad, el barrio que lleva el nombre de la institución creada por los suizos hoy late al compás del ritmo del centro comercial de San Martín, donde a esa altura se mezclan pilcherías, bares y oferta de frutas. Pero en sus calles adyacentes todavía se mantienen las costumbres de barrio con chicos que juegan en la vereda y señoras que se sientan a tomar fresco en los umbrales. Un típico barrio con corazón de centro.
Hoy, el diseño urbano tipo martillo se divide en un sector de clase media con lindas casas y frondosa arboleda, a ambos lados de la Sociedad. Recostados sobre la vía se concentran complejos habitacionales, casas a medio construir y viviendas de chapa y cartón. Hay carencias de todo tipo.
El trazado de sus calles es más bien irregular con cortadas que conducen a los sitios principales y calles de escasa extensión. Un taxista avezado puede perderse. Pero siempre aparece un guía para salvar a los visitantes. Y entre los pasajes, hay uno especial que a falta de nombre tiene tres: Sánchez, Savio o el pasaje 405.
A pesar de sus diferencias urbanísticas, el barrio cuenta con todos los servicios. Ahora el desafío es lograr el pavimento definitivo, para erradicar las calles con mejorado y zanjas.
En sus calles se observan síntomas de un pasado industrial, como el edificio abandonado de la ex jabonera Guereño y con talleres de persianas semibajas, o bajas del todo. Hoy se mantienen los kioscos, los mecánicos y pequeñas fábricas como la de ventiladores de techo que hacen sus ofertas de productos en la vereda.
La vida es tranquila, con poco tránsito, y silencios de siesta en buena parte del día. La rutina se rompe con la salida de los chicos de las escuelas y en la noche de los miércoles cuando el carismático sacerdote Diego Maximino llena la parroquia San Casimiro (avenida del Rosario al 1400). Ese día, el barrio se transforma con la llegada de cientos de fieles de toda la ciudad.
La histórica Sociedad Tiro Suizo hoy se plantea como un club deportivo que desborda de niños que corren detrás de una pelota y apenas unos 80 socios (de los 1.360 en total) se dedican a la práctica que dio origen a la institución. Los demás clubes son reductos para los grandes que juegan sus días en un mazo de cartas de pócker.
Las pizzerías, bares y heladerías de San Martín forman parte de las salidas nocturnas. Mientras que de día marca el pulso de la zona con comercios y galerías repleta de ofertas y clientes que caminan de un lado a otro. Los adolescentes matan el tiempo en el pool de Regimiento 11 y cortada Raffo y pintan con aerosol sus mensajes en una persiana cerrada.
Los patios y jardines del fondo de las casas son todo un tema. No faltan las flores y árboles frutales y hasta domésticas quintas como la de don Juan, dedicado de lleno a los almácigos y la lechuga.
Para descubrirlo hay que encontrarlo detrás de la avenida San Martín y entre Uriburu y Arijón. Con al menos cien años de historia, sigue atrayendo. Y los que nacieron allí no se quieren ir, aunque la ciudad no cese de crecer.



La avenida San Martín, el lugar elegido para pasear y comprar.
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